lunes, 25 de febrero de 2013

Arqueología de objetos. (cosas del artista)

Museo Arqueológico de Úbeda. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía

Septiembre 2008


http://www.garridomartinez.com/ramonweb/arqueologia/album/EL%20ARTISTA%20Y%20LA%20OBRA/slides/image009.jpgNacer en Úbeda imprime carácter y vocación. Ni castellana del todo ni sevillana, o mejor dicho, castellana y sevillana. Blanco de cal, ocre de piedra.


Nacer en 1.961 en una familia media normal, es no faltar de nada y no tener nada de más, valorar lo que se posee, establecer deseos e ilusiones… en definitiva, crear. Cuando no se tiene se crea…, de la nada sale el todo.


La evolución de la dictadura a la democracia, creó en mí ansias de ideales, sentidos de justicias e imposiciones; ideales que desembocan en la frustración de sentirse utilizado y usado por aquellos que te encasillan en nombre de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad, de aquellos que te lanzan a la búsqueda de lo que ellos ansían exclusivamente para sí. Es como el imán de una mezquita que en nombre de su ideal te lanza a la inmolación mientras él sigue sentado recitando sus sermones.
El ansia de ser; del ser arquitecto creador de formas, de conceptos, de modelos, de ideas, que desembocan en la especulación y la gestión de los intereses creados.


Mi obra desde 1.983, hasta hoy, sigue evolucionado, sigue fraguándose, al igual que yo sigo en la búsqueda de las respuestas a todos los planteamientos, inquietudes, ilusiones, decepciones y fracasos que se me presentan de forma cotidiana y continua a mi alrededor.
La obra recoge el ansia de poder transmitir al otro, al ser humano, al ser creado a imagen de Dios, que la vida tiene sentido, que es posible vivir gozosamente la existencia aun en el sufrimiento y en el dolor. Que todo lo que la sociedad consumista y materialista me induce a desear y genera ese ansia e insatisfacción continuada es vanidad.


Que hasta mi propia obra y hasta estas palabras son vanidad, de vanidades y que lo único capaz de saciar el corazón, mi corazón y tu corazón es ese Amor, amor que es mas fuerte que la muerte.
Nunca di la talla, nunca llegué a ser lo que mis ansias deseaban ser, solo cuando experimenté en 1.983 la vaciedad que hay en la nada comprendí el sentido de la existencia y sentí el amor de Dios.
Entonces empecé a experimentar el amor, hacia el ser humano, hacia la vida, y comencé a sentir el dolor del sufrimiento existencial de una sociedad plenamente saciada materialmente, y que consume su tiempo solo en metas absurdas de futuro que solo tras tenerlas siente de nuevo el vacío de la nada, y un sentimiento de frustración por el tiempo pasado y no vivido.


Comencé así en 1.983 una nueva etapa en mi vida, unos nuevos planteamientos, una nueva búsqueda de verdades, (o mejor dicho una nueva forma de seguir buscando la verdad), y un nuevo sentido existencial, que desembocó en un acercamiento progresivo hacia el objeto y a una consideración de la materia. La obra una vez concluida se materializó públicamente con la presentación del proyecto “Espacios con cosas: Causalidad-Casualidad” en 1.993 en el Colegio Oficial de Arquitectos de Jaén.
Durante estos veinticinco años, la búsqueda ha sido continua e incesante, y mi obra artística ha seguido el camino de mi propio desarrollo personal, de mi propia madurez existencial, de mi propia búsqueda de la verdad absoluta, en el afianzamiento de la cultura, las tradiciones y la fe, que históricamente me ha tocado conocer, comprender y vivir, en el seno de la Iglesia Católica; con todas las luchas, las dudas y las ambigüedades que se generan en mi interior de forma continua y constante.


Siempre nos atrae las celebraciones de los números redondos, y como no, el número 25, que es la cuarta parte del 100, que es el producto del 5 x 5 (que fácil resulta aprenderse la tabla del cinco); son las llamadas bodas de plata. 2008 es una fecha para celebrarlo, y que mejor que con mi último desarrollo artístico “Arqueología de objetos (cosas del artista)”.


La exposición antológica de los distintos planteamientos y proyectos experimentales que a lo largo de todo este tiempo he ido mostrando y que te están recogidos en la página web www.garridomartinez.com, eso lo dejaré para los cincuenta años, si Dios me da vida y motivos para celebrarlo.
Mostrar el proyecto “Arqueología de objetos (cosas del artista)” en el Museo Arqueológico de Úbeda de manos de la Conserjería de Cultura de la Junta de Andalucía, es la mejor oportunidad para que mis instalaciones y fotografías, se integren e identifiquen con el espacio expositivo.
Arqueología de objetos (cosas del artista). Establece una vinculación directa de mis obras con la arqueología.


Yo, el artista, soy el arqueólogo.
Yo, el artista, soy el que busca sin saber a ciencia cierta el qué;
Yo, el artista, soy el que de forma cuidada y atenta, observa y contempla continuamente a su alrtededor, con la emoción y el deseo de hallar ese objeto, esa prenda querida y deseada, que aun desconociendo qué es y como es, sé a ciencia cierta que cuando se presente ante mi mirada, será tomada con el cariño, con el amor, con la sencillez y con la humildad como la que muestra mi amigo Juan de Aizpuru, en su texto a la presentación del proyecto Espacios con cosas, Causalidad-casualidad que hoy vuelvo a recuperar tras el paso del tiempo.
Tiempo que no perdona, Tiempo que arrebató y se llevó su vida. Tiempo que no pudo, ni podrá, llevarse ni arrebatar de mi interior mi reconocimiento, gratitud y admiración.

Como el “poverello” de ASÍS, de “mirabilis vita”, el humilde y bueno Francisco - hermana flor, hermano lobo, incluso, que ya es amar, hermano hombre, -el arquitecto jiennense Ramón Garrido- hermana tuerca, hermana viruta, incluso, hermano hombre- también hace amor con sencillez y humildad. Y al hacer amor, también hace arte. Un arte especial, espacial jugando con el azar, hado, destino, casualidades.
No es claramente escultura, pero es arte, creación, que tiene formas, volúmenes, color, textura, tiempo y ritmo. No es “pop-art” o “new dada”; no es escultura sígnica, hija del ZEN; son esculturas “stabiles” que pueden ser móviles cambiando el criterio.
Me interesa como lo hace, como llega al conjunto final. Escoge un objeto, o parte de él, siempre hecho por el hombre, que tubo o pudo haber tenido una misión en la vida-máquina, herramienta, balaustrada, cuna y que ha dejado de ser. Ya es historia o, más triste todavía, ni siquiera pudo llegar a ser historia.
Al escoger estos elementos ya hay una clara alusión al trabajo creador del hombre, a un principio de arqueología industrial, a la nostalgia y a la decadencia. Cada elemento canta con Jorge Manrique “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Con estos elementos hace “instalaciones” con un determinado criterio de volumen, de peso, de color. Es donde aparece el arquitecto -los números-, el poeta- la repetición, el tam-tam”, la reiteración de un mismo diseño”, como dice Francisco Rico el músico en los ritmos. Esa mezcla muy buscada, muy trabaja¬da, nada casual, de objetos y la colocación de ellos según una norma, una repetición, un ritmo, se transforma en una artística instalación.
Como decía Azorín de las buenas obras de arte, también se oyen en éstas lo que dicen. Y sus “espacios con cosas”, sus instalaciones, dicen tristes canciones del ayer, de cuando tenían vida y valían para algo.
Las hizo el hombre como cosas útiles, las tiró el hombre cuando le sobraron y otro hombre, Ramón Garrido Martínez, las recogió con cariño y las despertó para hacer de ellas unas instalaciones poéticas llenas de resurrecciones.
Juan de Aizpuru

Yo, Ramón Garrido soy el arqueólogo; con cuidado busco y encuentro; con método gestual, libre, y arbitrario, clasifico, organizo y trabajo sobre el elemento encontrado, sobre el objeto que en mi búsqueda sale al encuentro con el ansia de ser deseado .


Una vez colmadas todas mis expectativas, mis sentimientos y estructuras absurdas de una mente que no soy capaz de llegar a entender, se convierte en obra de arte, en objeto de culto intocable que al observador le cuestiona sobre la arbitrariedad del absurdo de la incoherencia en que ha convertido con el consumismo, con ese ansia desbordada de ser, de tener y de poder, …su existencia.


El museo arqueológico, donde casi venero cada pieza, cada parte de una instalación, es mi estudio; esa casita del numero 13 de la calle Valencia, la única calle calle, de Úbeda.


Mis piezas arqueologías, esos elementos de valor incalculable, que me transmiten las esperanzas y desilusiones , del hombre que las hizo, las usó y las despreció, esos objetos arqueológicos, esas cosas del artista, …. ese “síndrome de Diógenes” que dice mi esposa Pilar, son las que expongo en este nuevo y ultimo proyecto artístico que se presenta como no podía ser de otra forma en un Museo arqueológico, y en la/mi ciudad de Úbeda..

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